Cada año son más comunes las celebraciones de Halloween en nuestro país. Mucha gente critica el alcance de la fiesta por considerarlo bien una celebración moderna que insulta al Día de Todos los Santos o la implantación de una fiesta norteamericana fruto de la globalización. Sin embargo, nada tiene de moderna o de estadounidense esta fiesta.

Los territorios que pertenece actualmente a Inglaterra, Irlanda y Francia se encontraban hace cientos de años habitados por los Celtas. Este pueblo celebraba en los últimos días de octubre el Festival de Samhain. Así era como comenzaba el nuevo año celta y se despedía el verano. En estos tiempos las condiciones eran difíciles en una estación hostil y el inicio del invierno estaba vinculado a la preocupación, a la oscuridad y a la muerte. En este cambio de etapa los Celtas reconocían una noche en la que los muertos y los vivos podían confundirse por estar en contacto en un mundo donde las líneas entre lo real y lo espiritual se difuminaban. La visita de los espíritus tenía entonces un carácter sagrado puesto que venían a anunciar a través de los druidas cómo sería el invierno.

Con la posterior invasión Romana llegó a estas tierras y de manos de los colonizadores la fiesta de Feralia (donde se rendía respeto a los muertos). Por otra parte, la Iglesia inauguró una celebración para honrar a todos los mártires que habían luchado por el catolicismo. Nació así la festividad de Todos los Santos, algunos expertos señalan que era la manera de quitarle a la celebración el matiz pagano de sus orígenes celtas o romanos.

Con el paso de los años las dos festividades coexistieron, por lo general Halloween estaba más reservado a la noche o tarde noche anterior al Día de los Santos. La formación de la palabra así lo demuestra All Hallows – Eve. La fiesta católica no ha reemplazado a la celta.

En el siglo XIX en un país joven como era Estados Unidos era más común celebrar el final de la cosecha con los vecinos, contando historias de miedo y comiendo dulces. En la segunda mitad de ese mismo siglo se produjeron grandes migraciones procedentes de Irlanda y de diversos puntos de la geografía europea. En pocos años Halloween ya era una celebración en muchos lugares, y a finales de siglo las autoridades trataban de eliminarlo porque el miedo era el gran protagonista de la fiesta.

Durante el siglo XX la celebración tuvo diversos puntos de inflexión. Durante las décadas de los años 20, 30 ó 50 el vandalismo reinaba en este día. Sin embargo fue también en esta época en la que se popularizó el “truco-trato”. Esta costumbre sumada al baby boom de la época convirtió la fiesta en lo que es hoy. Una celebración orientada a los niños y jóvenes, pero con una vertiente más casera y familiar o vecinal.

A día de hoy y desde la época Celta la fiesta ha sobrevivido, ya no se tiene miedo a los espíritus y menos a la hostilidad del invierno, cada año se facturan 6 billones de dólares que lo atestiguan.

 


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