Quién no se ha preguntado alguna vez si los fantasmas existen, quién no ha sentido la curiosidad de echar un vistazo a algún lugar donde se dice que ocurren fenómenos paranormales... el miedo despierta sensaciones que al ser humano le gusta sentir, muchos porque piensan que no es real, otros porque la adrenalina de lo misterioso les produce ese placer que les lleva a buscar el miedo. Londres es una de esas ciudades que posee latente entre sus ciudadanos ese halo de magia y embrujo en muchos de los edificios de su ciudad, y tanto es así que incluso desde las oficinas de turismo ofrecen rutas guiadas por los lugares encantados de la bella Londres.

Que todos los cementerios son lugares tétricos no es tema de discusión, pero que, en concreto, el cementerio de Highgate posee la peculiaridad de haber salido de una película de terror es algo en lo que casi todos los que lo han visto están de acuerdo, quizá sea por los ángeles decapitados cubiertos por el musgo y el polvo del paso del tiempo, los pasajes que comunican tumbas, mausoleos y nichos que abandonados por las familias tienen un aspecto bastante propicio para haberse convertido en el hábitat natural de traviesos fantasmas. Por otro lado, si prefieres no pasar miedo y decides visitarlo de día podrás observar su arquitectura gótica y lápidas de personas tan conocidas como Karl Marx.

La torre de Londres es una de las atracciones más populares de la ciudad y en parte es porque dice ser el hospedaje de criaturas de ultratumba, cosa que no sería de extrañar si tenemos en cuenta pasado de decapitaciones, ahorcamientos y torturas de personas en las paredes de este antiguo centro de ejecución británico. Entre los espíritus que más se han aparecido en la torre están los de la llamada Princesa de la Torre, una chica cuya leyenda cuenta que fue asesinada por su tío, Ricardo III, Ana Bolena, la segunda esposa de Enrique VIII y la misteriosa Dama de Blanco que dicen deja un rastro de perfume a su paso. Los registros dejan constancia de que el primer fantasma que se vio data de 1241, un espectro decapitado. Otra leyenda urbana sobre la torre dice que los guías de la esta torre nunca mencionan haber visto fantasmas porque si así lo hicieran la mala suerte se apoderaría de ellos.

El Palacio de Hampton Court, construido en 1514 a orillas del Támesis se convirtió en la residencia principal del rey Enrique VII en 1528, quien posee la fama de haber acusado a todas las esposas que tuvo de adulterio para ejecutarlas posteriormente. Así los espectros de las reinas Ana Bolena, Catherine Howard y Jane Seymour se pasean por los pasillos de este hermoso palacio desde que está abierto al público en 1838 han sido muchos los que han sentido extrañas presencias en sus habitaciones. Además, se dice que cada cuarenta años un niño se tira al vacío preso de un extraña fuerza que le empuja al lago que se ubica dentro de la propiedad para morir ahogado. Este insólito hecho ya ocurrió en 1887 y en 1927 y el más reciente, el ocurrido en 1967 fue rescatado antes de que muriera, sin embargo no existen datos de que se produjera algún hecho similar el pasado 2007, fecha en la que tendría que haber sucedido el siguiente suicidio involuntario. Testigos como la Reina Isabel I y la princesa Federica de Hannover aseguraron haberse encontrado con apariciones durante su estancia en el palacio.

Otra conocida experiencia sobrenatural en Londres es la del escritor y médico irlandés Oliver Goldsmith que murió endeudado cuando solo contaba con cuarenta y cinco años de edad y del cual se dice que su cabeza sonriente se pasea en las cercanías del pub Ye Olde Cock Tavern en la calle Fleet Street.

Tampoco pueden faltar las historias de fantasmas en hospitales. Cuenta la leyenda que una enfermera del University College London Hospital llamada Lizzy Church provocó, accidentalmente, la muerte a su amante administrándole una sobredosis de morfina mientras se encontraba ingresado en este hospital. Todavía hoy, algunos testigos aseguran que el fantasma de un hombre con la cabeza vendada se aparece justo antes de que se administre la morfina en las habitaciones de este hospital a modo de llamada de atención.

Otro lugar donde ocurrieron muertes dolorosas y donde se dice habitan las almas de muchas víctimas de la Segunda Guerra Mundial es el metro londinense, cuyos túneles fueron usados como lugar de escondite cuando estallaban los bombardeos aéreos. Más de 170 personas murieron en la estación de metro de Bethnal Green, la mayoría niños y mujeres y en 1981 el jefe de esta estación de metro escuchó gritos infantiles de madrugada desde su oficina cada vez con más intensidad, salió corriendo pero allí no había nadie. Otros susurros de muertes provocadas como consecuencia de bombardeos se escuchan en el pub Leather Exchange, ya que su sótano se utilizó como morgue improvisada, la gerencia del local dice sentir presencias húmedas en su interior.


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