Muchos son los rumores sobre este Rey y su reino, Camelot. Muchos son los cuentos, leyendas, poemas y escritos que, desde el siglo XII nos vienen relatando las hazañas y aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda (debiendo la propiedad de su nombre al modo en el que se reunían, en una mesa de forma circular).

Cuentan que este lugar existió por el país de Gales, siendo cada vez más los creyentes de su presencia y existencia real en el mundo. Arturo, habría defendido sus territorios de los sajones, allá por el siglo VI, con su espada mágica todopoderosa: Excalibur.

Muchas también son las formas en las que se nos ha mostrado esta historia, desde cómics, series, películas de animación, etc. Llegando a calar en nosotros de esta forma a lo largo de los años y con ello, haciéndonos plantear la posibilidad de que este reino no fuera ni tan remoto, ni tan imaginario.  

Sus tantos relatos y aventuras – conocidos también como Relatos del ciclo bretón – son un ejemplo de caballería medieval.

Puede que muchos sean los detalles que conocemos al respecto del reinado de Arturo, pero poco de su pasado:

Hijo de Uther PendragónUther, hijo del dragón en galés - el cuál, y según cuentan, tuvo un hijo con la esposa de un enemigo, confusa ante un hechizo del mago Merlín (creyendo esta que estaba con su esposo, en vez de con Uther).

Este hijo, dice la leyenda, fue dado al hechicero, quien se lo entregó a un noble de la época (sir Héctor) para que lo educara como un caballero. Este niño fue bautizado con el nombre de Arturo.

Todo esto ocurrió para evitar que los enemigos del rey no intentaran asesinar al que sería el futuro heredero de Camelot, y así garantizar el linaje sucesorio.

Eran tiempos difíciles, ya que todo el territorio estaba en guerra constante por las posesiones de Uther, envidiadas y ansiadas por todos. 

Pero el rey enfermó, debilitando su poder y su ejército. La noticia hizo que sus enemigos se fortalecieran y tuvieran más fuerza y ganas de conquistar Camelot.

Finalmente, la enfermedad pudo con él, produciéndose una gran confusión sobre el futuro del país y la herencia del trono.

Fue entonces cuando, tras muchas reuniones entre los caballeros, clérigos y gente importante del reino, se dieron cuenta de la presencia de un peñón con una espada incrustada por el propio Uther, con una inscripción en ella que decía: “Quienquiera saque esta espada de este yunque, es legítimamente rey de toda Inglaterra”.

Tras dar esto a conocer, muchos fueron los aventurados que se acercaron al lugar para intentar sacar esa espada y hacerse con el reino, pero todos fracasaban.

Sir Héctor, que además tenía otro hijo mayor llamado Kay, dedició llevarlos a un torneo de caballeros que se celebraba en Londres, y en el cual el hermano mayor iba a participar. De camino, Kay se percató de que se había olvidado la espada. Aquí es cuando Arturo va solo a buscarla, pero se encuentra sin poder entrar a su casa. En ese momento, la única idea que se le pasó por la cabeza fue la de ir a la iglesia en la que se encontraba Excalibur, e intentar sacarla para su hermano.

Al alcanzar el cementerio en donde se encontraba el yunque, puso su mano sobre la empuñadura, y sin problema alguno, sacó el arma de la piedra.

Cuando Arturo llegó con la espada, su hermano quiso apoderarse de ella, ya que sabía lo que significaba; pero el padre, noble caballero, se la volvió a entregar a su hijo menor, haciéndole poseedor de la llave al trono de Camelot.

Para confirmarlo, regresaron al cementerio para volver a sacar la espada. Kay lo intentó con todas sus fuerzas, pero no pudo. Arturo, sin la mínima nota de sacrificio, la obtuvo de nuevo. Inglaterra ya tenía un nuevo rey.

El resto de las aventuras y del transcurso del reinado lo podemos dejar para otros posts más hacia delante, contando pasajes y anécdotas, personajes y lugares, presentes en estos relatos medievales que han trascendido hasta nuestros días.

No hace mucho tiempo, una noticia asaltó los medios de comunicación con una información acerca de una finca al sur de Gales, en donde afirman que aquí es el lugar en el que yacen los restos del rey y sus caballeros.

Esta noticia se apoya en estudios realizados por historiadores sobre los escritos relativos a Arturo y su reino. En muchos de ellos se dice que al monarca le gustaba ir a Caerleon de descanso junto con varios miembros de su corte. También son muchos los estudiosos que piensan que los restos pueden estar en la abadía de Clastonbury e incluso, en una cueva en Cheshire.

Así que si estáis planeando vuestro próximo viaje a Inglaterra, plantearos uno distinto: En busca del reino perdido de Camelot y del Rey Arturo. A la aventura!


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