Cuando Antoine de Saint – Exupéry publicó este libro en 1943, jamás imaginó lo que podría llegar a representar, ya que es considerado uno de los mejores libros del siglo XIX en Francia. Se trata de la novela francesa más leída y traducida a otros idiomas y dialectos – más de 250, incluído el braile - . 

Escrito con mucha inocencia y delicadeza, desde el punto de vista de la vida de un niño, nos hace darnos cuenta de muchas cosas a través de las líneas de cada capítulo.

El origen del mismo tiene muchos matices de la vida de su autor, de Antoine, y de su pasado sobre todo.

Antoine fue un aviador francés nacido en Lyon en 1900. Su labor la desempeñaba en una compañía de correos, y se dedicaba a llevar en su avión la correspondencia entre África y Europa, hasta que se fue a Sudamérica en 1929 como director de la empresa. Es en esta época cuando empieza a escribir.

En sus dos primeras novelas, el autor tuvo bastante éxito (Courrier sud, 1929; y Vol de nuit, 1931). En ambas se inspiraría en sus experiencias de aviador.

Unos años más tarde, en 1932, la empresa de correspondencia atraviesa por malos momentos económicos, y es cuando Antoine aprovecha para centrarse en el periodismo y en la escritura.

Nuestro aviador también pertenecía al ejército de aire francés, donde comenzó sus andaduras aéreas hace ya años, ya que su profesión de piloto devino de su paso por el servicio militar, en 1921.

Vuelve entonces a la aviación para luchar con los Aliados. Inserto en una misión de reconocimiento aéreo, se dirige a Nueva York para mediar ante la inminente guerra que se aproxima. Allí intenta convencer a Estados Unidos para que intervenga en el conflicto. De este modo el piloto logra hacerse una de las voces más populares de la Resistencia.

Pero su trayectoria se vio truncada: el 31 de julio de 1944, en una misión de reconocimiento, su avión desaparece en extrañas circunstancias. Este hecho supuso todo un misterio hasta el año 2000, cuando los restos de su avión junto con su identificación personal fueron recuperados.

Unos diez años antes de que esto pasara, en 1935, Antoine sufrió un accidente de avión que le hizo llevar a cabo un aterrizaje forzoso en pleno desierto del Sáhara. No estaba solo, iba con su navegador André Prevot.

A pesar de sobrevivir al aterrizaje, pasaron tres días en el desierto en muy malas condiciones: deshidratados, con alucinaciones visuales y auditivas, escasa comida… Hasta que un beduino los descubrió y les salvó la vida.

Este hecho es destacable ya que supondría una anécdota inspiradora de El Principito – así como de su relato Tierra de Hombres, que también hace referencia a este episodio -.

Tal fue la influencia de la experiencia de Antoine en el desierto, que el libro comienza de este modo: un piloto sufre un accidente, y aparece desorientado en el desierto del Sáhara. Es en este lugar donde el aviador conoce a un príncipe, que procede de otro planeta.

                "Viví así, solo, nadie con quien poder hablar verdaderamente, hasta cuando hace seis años tuve una avería en el desierto de Sahara. Algo se había estropeado en el motor. Como no llevaba conmigo ni mecánico ni pasajero alguno, me dispuse a realizar, yo solo, una reparación difícil. Era para mí una cuestión de vida o muerte, pues apenas tenía agua de beber para ocho días." (Inicio del capítulo II de este libro, poco antes de conocer al principito)

A lo largo de la historia, nos sumergimos en una lectura que nos hace reflexionar a través de las aventuras y desventuras de este pequeño personaje. Por la forma de narrar los acontecimientos, parecería que está dirigido exclusivamente para los niños, pero no es del todo así. El punto de vista de El principito sobre las cosas importantes y las que no lo son, la forma de pensar de los mayores, la naturaleza humana… Son temas que salen y se tratan en el libro que no dejan indiferente a nadie:

                "—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos. —Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse. —Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella. —Es el tiempo que yo he perdido con ella... —repitió el principito para recordarlo." (Capítulo XXI)

A cada página que pasamos, nos va devolviendo algo de la inocencia perdidad con el paso de los años; es de tal modo que la enseñanza que pretende mostrarnos es que no es necesario ver las cosas con dificultad, si no que muchas veces resultan mucho más sencillas de lo que pensamos.

El relato viene acompañado de ilustraciones que también fueron hechas por Saint – Exupéry en acuarela, como un retrato del pequeño príncipe y de los distintos personajes que aparecen en cada asteroide en el que aterriza: un rey sin súbditos, un hombre vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo. Fue este último el que finalmente le recomendó al pequeño príncipe visitar La Tierra, después de viajar por distintos planetas y asteroides del espacio. 

Desde que El Principito vio la luz, ha sido versionado y adaptado muchas veces a lo largo de los años, desde películas a ópera, pasando por dibujos animados, anime, ballet…

Después de estas pinceladas sobre la obra y autor, sobre Antoine y El principito, ahora ya no tenéis más que adentraros en esta aventura literaria y dejaros llevar por la inocencia de este carismático personaje.

"Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo. —¿por qué habría de asustar un sombrero?— me respondieron. Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digiere un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudieran comprender. Siempre estas personas tienen necesidad de explicaciones." (El Principito, Capítulo 1)


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