No siempre fue tan sencillo viajar cómo hoy en día. Hubo un tiempo en qué hacer cualquier trayecto que supusiese moverse a la provincia vecina podía ser una gran aventura, no digamos ya de viajes más largos que se convertían en verdaderos periplos. La de los transportes es una de los grandes adelantos que trae consigo la Revolución Industrial y que no ha parado de desarrollarse desde entonces.

El moverse de un lugar a otro siempre, no siempre a voluntad, ha sido una de las constante en las poblaciones humanas, que primero nómadas, tardaron cerca de 60.000 años en extenderse por toda la tierra habitable. Tardaron tanto porqué no existía ningún mapa y por qué lo hacían a pie. Hoy en día si pensamos viajar a Reino Unido para aprender inglés apenas tardaremos un par de horas desde la Península

Desde que el pinrel era la única forma de transportarse de un lugar a otro los tiempos de viaje no han hecho más que reducirse. De forma intensa, los siglos XIX y XX han alumbrado algunos de los inventos más prodigiosos y variados de la Historia en este aspecto.

Durante miles de años el transporte marítimo fue el más rápido y eso que podían pasar meses en las grandes travesías. En el transporte terrestre el medio de forma invariable fue el caballo, el camello y otros animales similares. Esto habría de cambiar de manera radical con la Revolución Industrial iniciada a finales del siglo XVIII en Ironbridge, Inglaterra. Los siguientes mapas muestran los tiempos de viaje desde Londres en 1880, treinta años después del comienzo de la Segunda Revolución Industrial que fue la que de verdad aceleró los tiempos.

El motor de vapor redujo de forma drástica los tiempos de viaje dando lugar a por ejemplo el ferrocarril y los barcos de vapor. En conjunción con la colonización europea millones de inmigrantes se valen de estos novedosos medios, que se irán abaratando, para mudarse en millones a lugares como América o Australia. Es el mayor desplazamiento masivo de personas hasta ese momento.

También en las ciudades, ahora convertidas en humeantes urbes se hace patente este desarrollo con un sistema de comunicaciones para un público masivo y que da pie a las primeras grandes estaciones algunas de las cuales, han llegado a nuestros días cumpliendo su función sin pausa. El siguientre mapa isocronológico muestra los tiempos de desplazamiento en Manchester.

En ese momento esto era revolucionario y sin duda muy útil pero hoy en día aún nos parecerían tiempos de viaje muy largos. No en vano los viajes en avión y trenes de alta velocidad hacen perder sentido al título de la novela de Julio Verne “La Vuelta al Mundo en Ochenta Días”, en su momento un viaje exprés qué mostraba con cierto orgullo la revolución en el transporte habida entonces.

Desde entonces los tiempos de viaje no han hecho más que acortarse y el precio de los pasajes abaratarse. Es imposible entender el proceso de globalización sin asomarse a este aspecto, el del perfeccionamiento de los transportes que tanto ha cambiado nuestro estilo de vida y nos ha proveído de una gran movilidad. A continuación el mismo tipo de mapa isocronológico pero de 1914.


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